IX
La
cultura maya
Con razón se considera a los indios mayas un pueblo lleno de misterios indescifrables. Numerosos investigadores de importancia vienen ocupándose de ellos desde hace un siglo, pero su continuo batallar con los problemas que se plantean no ha conducido más que a resultados insuficientes. ¿Cómo, dónde y cuándo surgió esta cultura de la edad de piedra, una de las más importantes de todo el mundo? ¿Por qué se abandonaron después todas las localidades que habían constituido los más antiguos estados-ciudades de la época clásica de los mayas, en los que trabajaron escultores y artistas de habilidad extraordinaria? ¿Qué secretos esconde la escritura jeroglífica más bella y más complicada que conocemos, tallada con sorprendente seguridad, usando rudimentarias herramientas de piedra? ¿Cómo pudieron los magníficos astrónomos de aquel tiempo hacer cálculos sobre fenómenos periódicos del universo sin poseer instrumentos adecuados, hasta el extremo de provocar el asombro de todos los astrónomos de nuestro tiempo? ¿Dónde habían aprendido su arte los escultores? Estas y otras preguntas siguen todavía sin respuesta.
La evolución cultural suele parecerse a una carrera de relevos. La primera fase es sustituida inmediatamente por la segunda y ésta, a su vez, por otras nuevas dirigidas todas ellas hacia un mismo objetivo. En la América precolombina sucede a menudo que la evolución retrocede o sigue una dirección totalmente distinta de la prevista por los arqueólogos y demás observadores. La cultura maya puede seguirse y fecharse en parte desde la construcción de su ciudad antigua hasta la llegada de los españoles.
La época clásica de los mayas empezó a fines del siglo III después de Cristo y duró 600 años. La causa de su hundimiento ha sido y es objeto de numerosas investigaciones y especulaciones. La nueva tierra del Yucatán debía ofrecer pocos atractivos para un pueblo de campesinos. Entre los motivos, generalmente admitidos para explicar la emigración de un pueblo se mencionan las epidemias, las tierras agotadas y estériles; incluso puede pensarse seriamente en una decadencia moral o en las revueltas contra una clase sacerdotal demasiado exigente. Pero ¿por qué razón habían de experimentar los mayas una repentina decadencia moral? Y ¿por qué se declararon epidemias precisamente en estas regiones? El más brillante investigador contemporáneo de los mayas, Eric Thompson, pretende explicar su decadencia con la siguiente teoría: El pueblo estaba cansado de las exigencias, siempre crecientes de sus dominadores sacerdotales que pedían su esfuerzo y su trabajo para construir nuevos templos y exigían de él todo género de contribuciones; no podía resistir por más tiempo la tiranía de los teócratas. Los dioses de la fecundidad fueron abandonados, transformándose en abstracciones de carácter astronómico, totalmente incomprensibles para el hombre sencillo. Si los sacerdotes, que tenían el poder de comunicación con los dioses que proporcionaban la lluvia, el crecimiento y la cosecha, no lo ejercían, sólo quedaba una solución: emigrar. La población abandonó las ciudades y a los sacerdotes a su propio destino: dejó los cultivos, la casa y el ganado para buscar fortuna en el norte.
Por mi parte quisiera proponer una nueva hipótesis: la vegetación, que todo iba invadiendo, que de repente y con inaudita fuerza empezó a crecer en el sur, pudo haber obligado también a la emigración. Es difícil creer que el país de los mayas fuera al principio una zona cubierta por la selva virgen. Cuando esta hizo su aparición debieron talarse con hachas de piedra las zonas invadidas por la jungla para obtener exiguos terrenos donde cultivar, pronto reabsorbidos por la vegetación. Pero finalmente cuando ya el pueblo se halló envuelto en una constante lucha contra los árboles gigantescos y el matorral que crecía con gran celeridad, se hizo imposible construir ciudades, abrir caminos o mantenerlos transitables.
Por
añadidura había que mantener a la clase sacerdotal, a los científicos,
artistas, comerciantes y guerreros. Había que obtener, cortar y esculpir la
piedra, quemar catal y tallar relieves en los pilares.
En la antigua región siguieron habitando algunos mayas, los ya mencionados lacandones. Aunque disponen de toda suerte de objetos útiles, como hachas, cuchillos, medicinas, etc; no demuestran los menores síntomas de evolución y nada conservan de la elevada cultura de sus antecesores.
Probablemente seguirá reinando el desacuerdo sobre las causas de la emigración de estos pueblos; lo cierto es que en el siglo X se evacuó la región, quedando sólo algunos grupos rezagados del tipo de los actuales lacandones. La edad de oro del pueblo maya había pasado ya. El pueblo siguió existiendo, pero su gran papel en la historia de la cultura universal se había cumplido. El grupo principal se dirigió hacia el extremo de la Península del Yucatàn, antigua colonia maya con grandes ciudades, la màs importante de las cuales, Uxmal, poseía magníficos edificios. A la época clásica de la cultura maya, en que reino la paz, sucedió un periodo lleno de inquietudes, guerras y emigraciones. La ruta de la emigración del pueblo maya no fue larga, aunque a fines del siglo X llegaron a Yucatàn gentes extrañas, procedentes de lejanos países: los toltecas, bàrbaros y amantes de la guerra, que venían de Tula, al norte del Valle de Mèjico: su ciudad fue Chichèn Itzà. De acuerdo con la tradición la obtuvieron como recompensa por haber luchado en una guerra civil, del lado de la razón, es decir de los vencedores. La ciudad se convirtió en una nueva Tula, mayor y màs bella. Los antiguos edificios mayas quedaron enpie y siguen conservándose, pero los vencedores imprimieron su sello a la ciudad.
Bibliografía
Dietrich Disselhoff Hans & Linnè Sigvald. (1962). America Precolombina. Barcelona: Editorial Praxis; Editorial Seix Barral. Pàg. 107- 199.