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domingo, 16 de mayo de 2021

Estrategia de organización: cuadro comparativo

Cuadro comparativo “Mascotas” (Tema)

Elementos

Perro Bodoque

Gatitas Parda y Pantera

Llamar a mascota

Animales domésticos (s)

Cuando llamo mi perro, responde y mueve la cola.

Cuando llamo a mis gatitas a veces vienen o cuando quieren o tienen hambre.

Lenguaje

Lenguaje corporal

Lenguaje corporal

Bañar a mascota

A mi perro lo baño cada 15 días

Las gatitas se bañan con su lengua varias veces al día, pero no les gusta que las bañe.

En caso de emergencia

En caso de emergencia los perros ladran sin cesar

En caso de emergencia, intentan salir

Amor y afecto

Amor incondicional

Amor incondicional

Cuando regreso a casa

Cuando regreso a casa, me mueve la cola muy contento

Cuando regreso a casa, me miran a los ojos, se frotan a mi cuerpo














*Estrategia para redactar párrafos comparativos

1.-Identificar el tipo de texto.

1.1 Leer y subrayar el texto.

Repasar subrayado.

2.-Identificar los elementos a comparar.

2.1-Llenar el cuadro comparativo.

3.-Elegir del cuadro comparativo los elementos a comparar, semejanza y diferencia. Redactar el párrafo de semejanzas, dejar espacio, redactar el párrafo de diferencias.

Usar conectores de comparación.

*Redacción de párrafo de comparación

El perro Bodoque y las gatitas Parda y Pantera son animales domésticos, mis mascotas. (Tema). En el momento de llamar a las mascotas, por un lado mi perro Bodoque responde al llamado y mueve la cola, por otro lado, mis gatitas a veces vienen o cuando quieren o tienen hambre. (Comparación 1)Para Mis mascotas el amor lo es todo. Bodoque es amor incondicional como Parda y Pantera. (Comparación 2)

Elaborado por María Eugenia Bermúdez Flores

Quién escribe teje

La palabra texto proviene del latín textus que significa tejer, trenzar, entrelazar.

El texto es un orden de signos, cuyo resultado es una unidad de sentido.

“Quien escribe, teje”. Del latín, ‘textum’ que significa tejido.

Con hilos de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo. Los textos son como nosotros: tejidos que andan”, son palabras del escritor Eduardo Galeano (1940–2015)



miércoles, 12 de mayo de 2021

Lectura y escritura: vasos comunicantes



Tipos de texto

Texto

“Quien escribe, teje”. Del latín, ‘textum’ que significa tejido.

La palabra texto proviene del latín textus que significa tejer, trenzar, entrelazar.

El texto es un orden de signos, cuyo resultado es una unidad de sentido.

Con hilos de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo. Los textos son como nosotros: tejidos que andan”, son palabras del escritor Eduardo Galeano (1940–2015)


La estructura general del texto: título, introducción, desarrollo y conclusión.

El uso del lenguaje es distinto en cada tipo del texto.

Hay distintas formas de organizar la información de acuerdo a la función o intención del autor.

La composición del texto depende del mensaje que se quiere transmitir y el público al que va dirigido.

*Intención comunicativa

Texto narrativo: Contar una historia.

Texto informativo: Explica de forma objetiva unos hechos.

Texto argumentativo: Convencer, defender ideas y opiniones.

Texto explicativo (libros de texto, artículos de divulgación científica, blog virtuales). Proporcionar al lector información neutra. Dirigir el foco de atención de los lectores sobre los datos.

Texto descriptivo: Representar un elemento de la realidad. Exponer todo el conjunto de características de una persona, animal, paisaje o situación.

Identificar los tipos de texto sirve para analizarlos de forma correcta y aprender de ellos.


*En tu vida cotidiana, ¿cuál de estos tipos de texto utilizas frecuentemente?


domingo, 9 de mayo de 2021

Andrés Henestrosa “El libro y la lectura”

Con más de cien años de edad (lo cual ocurrirá el 30 de noviembre de 2006), Andrés Henestrosa (Ixhuatán, Oaxaca, 1906) es uno de los mejores prosistas de México y uno de los lectores más apasionados, formador de una espléndida biblioteca de cuarenta mil volúmenes que en 2003 donó al pueblo de Oaxaca.

Collage digital de Francisco García Noriega. Foto: José Antonio López/archivo La Jornada

Autor de algunos libros esenciales en las letras mexicanas (Los hombres que dispersó la danza, Retrato de mi madre y otras narraciones, Los caminos de Juárez), Henestrosa hubo de aprender la lengua española (su lengua materna es el zapoteco) y lo hizo sobre todo en los libros, hacia los cuales tiene, más que aprecio y gratitud, una veneración sagrada.

Aunque sabe y pregona que hay obras superiores a otras (las inmemoriales, las imprescindibles), al igual que lo creían Plinio y Cervantes, para Henestrosa no hay libro malo que no tenga algo bueno, pues "si entretiene, si procura momentáneo olvido de los rigores de la vida, todos los libros y todos los autores son iguales".

Piensa que quien lee libros acaba por escribirlos, tal y como le sucedió a él. El lector es, potencialmente, un escritor, y esa potencia suele despertarse en tanto más libros se leen y más se goza lo leído y se reflexiona sobre la lectura.

Dentro de la concepción educativa y cultural de Henestrosa, los libros son objetos sagrados que arrojan luz sobre la inteligencia y la sensibilidad; iluminan el alma y la mente, y amplían el alcance del espíritu; en otras palabras, nos sacan de las tinieblas, nos ayudan a vivir y nos hacen mejores. El escritor explica: "Quien lee una obra bella, de ésas que sólo a ratos se escriben, pasa de la sombra a la luz. Otro antídoto no hay contra la desesperanza que la lectura."

Al recordar sus lecturas más entrañables, Henestrosa se remonta a los tiempos en los que llegó a Ciudad de México, a la edad de dieseis años, procedente de Juchitán, Oaxaca, el 28 de diciembre de 1922, y conoció a José Vasconcelos, quien le proporcionó los medios para su educación profesional. En Una alacena de minucias rememora: "La Escuela Normal para Varones estaba allí, abierta a indios, huérfanos y pobres. Y como yo era todo eso, a la Normal fui a recalar, náufrago. Leí libros sin entenderlos bien a bien. Pero los leí."

Los libros, a fuerza de leerlos, redimen. Aunque un indio que no sabe bien a bien la lengua no los comprenda del todo al principio, acabará no sólo por comprenderlos, sino también por amarlos y atesorarlos. En Divagario, escribe que José Vasconcelos "soñó como otro grande, par suyo, redimir a su pueblo por virtud del alfabeto, las aulas, los libros que distribuyó gratuitos y, cuando no, a bajo precio. Fue así como pasaron a manos de todos, Homero, Platón, Plotino, Eurípides, Esquilo, Sófocles, el Dante, Tolstoi, Goethe. Sólo quien no quiso no los leyó. Yo, recién bajado del monte, los leí. Otro mundo me pareció, y lo era. Era como si, de altísimas ventanas, me asomara al mundo".

Añade que "los demagogos de entonces le afearon a Vasconcelos la publicación de los clásicos para un pueblo analfabeto", pero Vasconcelos resistió sin alterar el paso: "Los libros estaban destinados a los que ya sabían leer, pero también para los que iban a aprender a leer. En el futuro tenía puestos los ojos. Y el tiempo le dio la razón."

Sabedor de que el libro forma a las personas y que la lectura construye del modo más amplio y profundo al ser humano, Henestrosa ha insistido, a lo largo de su vida, en la necesidad de que la lectura de libros esenciales sea práctica común entre los niños y los jóvenes; que el libro esté presente desde la más tierna edad, porque el impulso que nos viene de la infancia nos lleva y nos llevará siempre por la vida, y así una palabra que ni siquiera podemos decir cuándo llegó a nosotros es –aun sin saberlo conscientemente– decisiva y fundamental para lo que haremos después.

Su conclusión en este sentido es toda una lección de cultura clásica: "Los libros de la niñez no pasan nunca, no envejecen, no mueren. En sus líneas, que no en balde parecen surcos, los poetas arrojaron la simiente de las palabras que después han florecido en el hombre. El niño no se detuvo a ver si las palabras eran bellas, si los pensamientos excelsos, si la emoción legítima. Se conformó con recibirlas, arrobarse con su música, darles sentido cuando no alcanzó el suyo verdadero. Y hasta en esto, el texto no quedó perdido. Porque nada de lo que llega al niño se pierde: con lo que hoy no entendió se ayudará para entender mañana."

Así como dice el refrán popular que "dinero llama dinero", dando a entender que el dinero posee un secreto magnetismo y que de ordinario va a parar a las manos de quienes ya lo poseen en gran cantidad, para engrandecer aún más su caudal y su avaricia, a decir de Andrés Henestrosa "los libros se atraen, se buscan, se llaman, reclaman compañía", y con ello dan lugar a la biblioteca. Lo sabe muy bien este escritor y formador de bibliotecas.

¿Y cómo se va formando una biblioteca particular? Generalmente, con sacrificios. Renunciando a muchas cosas materiales necesarias y a algunos lujos a los que el grueso de la gente no renunciaría jamás y menos aún para hacer una biblioteca. En las manos del que ama los libros y no puede imaginar la felicidad sin la lectura, los libros llaman a los libros, y van aumentando su número de manera fecunda. Para él no hay excusa que valga para no formar una biblioteca, y menos que todas las que se refieren a la falta de espacio y de dinero. El amante de los libros hará una biblioteca aun sacrificando lo estricto, no digamos ya lo superfluo. Y llega un momento en que los libros son muchos, pero el que los ama se resiste, y se resistirá siempre, a deshacerse de ellos. No son cosa menor; son parte ya de su vida.

En la página de su Divagario correspondiente al 12 de febrero de 1985, Andrés Henestrosa cuenta lo siguiente al lector: "No queda un espacio para un libro más en la casa que ahora habito. De las dos anteriores me echaron –esa es la palabra– los libros. De ésta no podré irme; cuando se construyó, más que una casa habitación, se quiso una biblioteca y eso es, más que otra cosa. Prometí que nunca más pensaría agregar estantes, cubrir algún espacio que sobrara. Sí, pero poco después se cubrió el espacio destinado a los cuadros, ahora repartidos en toda la casa."

Ante los muchos libros que invaden los espacios habitables, aun el descarte y el expurgo (como lo hicieron el cura y el barbero con la biblioteca de Don Quijote) son trances dolorosos. Es fácil deshacerse de los libros estúpidos y aun de los divertidos pero intrascendentes; lo verdaderamente difícil es prescindir de los más entrañables. Refiere don Andrés: "Quien se desprendió de una obra amada, de aquella con que lo ligaban recuerdos, que significó sacrificio adquirir, se dará cuenta de los días que estoy pasando. Las obras de Azorín, casi todas en sus primeras ediciones, ocupan un metro, casi un anaquel; en Obras completas cabrían en treinta centímetros. Sí, pero ¿cómo desprenderme de libros que obtuve hace muchos años, en dominicales excursiones bibliográficas, con el sacrificio de medio pan? Porque cuando entonces tenía un peso, dedicaba la mitad a la adquisición de un libro, y si sólo la mitad del peso, me quedaba sin medio pan. Recuerdos, sacrificios, paciencia, me unen con mis libros."

En su Divagario del 20 de agosto de 1985, don Andrés reitera: "Aquí no cabe un libro más. Y todos los días llega uno nuevo, otro huésped. Porque el libro, que no puede estar solo, llama al libro. Si no, ¿cómo habría bibliotecas? Quien lee uno, lee dos. El que escribe uno, escribe uno más."

Para Andrés Henestrosa, la biblioteca es el recinto natural del lector, el ámbito pleno, el santuario del que lee. Añade: "Un libro no puede estar solo ni callado. Precisa de la amistad y el diálogo. Ése es, y no otro, el origen de las bibliotecas, cualquiera que sea su tamaño y su materia. El día que un libro llega a una casa, se puede decir que ha comenzado a crearse una biblioteca."

Vasos comunicantes, los libros hacen y definen la biblioteca no por su cantidad, sino por su calidad y por su capacidad de dialogar entre sí. "La biblioteca –dice acertadamente don Andrés– no tiene número, no queda definida por la cantidad, ni por el número de volúmenes que la integran. Integrar ya quiere decir cosa por entero, completa, entera. Una docena de libros, con tal de que sean los esenciales, los inmemoriales, constituyen una biblioteca. [...] Cuando se habla de una gran biblioteca, más se habla y se refiere a la calidad y excelencia de su contenido que de su número. Cien libros hacen una biblioteca. Un millón no la hacen."

Y concluye: "Todo conjunto, colección, acervo, si satisface, independientemente de su número, una necesidad de conocimiento, del placer de leer, es una biblioteca."

A lo largo de los años, Andrés Henestrosa formó su biblioteca con obras de literatura mexicana e hispanoamericana, historia de México, lingüística y lenguas indígenas, y con primeras ediciones, ejemplares dedicados por sus autores y ediciones de los siglos xviii y xix.

Uno de los peores y más previsibles destinos de las bibliotecas particulares, que se forman amorosamente y con sacrificios mil, es que, a la muerte del bibliófilo, sus deudos la desintegren, la dejen morir o la dilapiden. En el mejor de los casos la ceden o la venden íntegra a otros amantes de los libros; sólo así la biblioteca se habrá salvado, y habrán tenido sentido los afanes del que la formó con denodado esfuerzo y renunciando no sólo a lo superfluo sino incluso a lo estricto.

Sin el amor del que las formó, con alguna frecuencia las bibliotecas languidecen en manos de los herederos, a quienes les estorban, porque nadie a quien no le haya costado sacrificios hacer una biblioteca les tendrá el mismo amor a esos libros, y buscará deshacerse cuando antes de ellos.

Al respecto, el 13 de octubre de 1987, en su Divagario, Andrés Henestrosa reflexionó del siguiente modo: "Muere un hombre que ha reunido libros, los ha leído, los ha escrito a lo largo de muchos años y uno piensa que no tardará mucho para que la biblioteca que logró formar con paciencia, sacrificios y amor aparezca mutilada en las librerías de viejo, o mejor dicho, de segunda mano, porque los libros no envejecen. Alegra cuando no ocurre y los familiares las conservan y lo que alegra aún más: que la biblioteca se venda en su integridad, ya a personas, ya a instituciones privadas, públicas, nacionales o extranjeras."

En el pensamiento de Henestrosa, que se forjó en la cultura clásica, los libros constituyen la compañía más grata, los amigos más constantes y generosos. A cambio de ello, sólo reclaman "un trato frecuente, delicado, comedido". Los libros, en este sentido, no son objetos inanimados. "Se diría –explica el escritor– que tienen voluntad y que algunas veces toman venganza porque se les olvide o posponga. Entonces, como que se esconden y se ocultan de nuestra mirada. Lo tienes frente a los ojos, pero tardas en localizarlo, en dar con él. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Nada. El libro sólo quería darte un mal rato, nada más se propuso crearte el pasajero pesar de creer que se había perdido, que se había ido de la casa, lastimado de tu olvido y abandono."

Bibliotecario, bibliófilo y bibliófago, Andrés Henestrosa sabe que los libros y las bibliotecas exigen trato de seres vivos, pues no otra cosa son: multiplican su progenie (quien llevó un libro a su casa llevará otro), y demandan constantemente la atención del lector. La biblioteca particular es así ese universo donde leemos nuestro pasado y nuestro presente y donde acaso advirtamos nuestro porvenir. Tiene razón Andrés Henestrosa: el destino del que lee un libro es leer dos, y tres y más, y muy probablemente acabe también escribiendo otros.

Hablar con los libros, entablar con ellos una amistad sólida y duradera es una forma de decir que aquel que lee libros lo hará toda su vida, hasta el fin de sus días. Y ello quiere decir que los libros tendrán por compañía, siempre, más libros, hasta rebasar incluso el espacio habitable. Lo dijo, y lo creía firmemente, Edmundo de Amicis: "una casa sin libros es una casa vacía" y "el destino de muchos hombres depende de haber tenido o no una biblioteca en su casa paterna".

Escribe Andrés Henestrosa en su Divagario del 20 de agosto de 1985: "En esta biblioteca ya no cabe un libro más, por mucho que se aprieten, que cierren filas. Siento que ya se estorban y que a veces riñen. Tan cercanos, que ya se hablan al oído, en secreto, cuando el diálogo si no lo escucha un tercero ya no es tal diálogo. Si no se habla con el vecino de enfrente no se habló con nadie. Los libros y los autores hablan, entre sí, dialogan, se platican, intercambian noticias: de esa comunicación, crecen, se multiplican, engendran hijos."

Los libros reclaman compañía y conversación; no son objetos inertes, por más que parezcan muertos. En todo caso, esos muertos hablan. Lo sabe Andrés Henestrosa, como lo supo Francisco de Quevedo, que lo dijo de este modo insuperable: "Retirado en la paz de estos desiertos,/ con pocos, pero doctos libros juntos,/ vivo en conversación con los difuntos/ y escucho con mis ojos a los muertos."

Para Andrés Henestrosa, los libros, siempre vivos, perfeccionan, pulen el alma y la obligan a aspirar a cosas de veras grandes, no aparentes. Esta convicción viene de la más antigua tradición cultural que entiende la acción del libro como transformadora de la personalidad y de la vida. El libro no es, nada más, en este sentido, un objeto como cualquier otro, sino uno muy especial o, como dijera Borges, el más prodigioso invento de la humanidad.

En Una alacena de minucias, Henestrosa afirma que "el libro físicamente considerado es tan noble, tan hermoso, como es sagrado y sublime por su contenido". Asimismo, en su Divagario lo llama obra excelsa y suma de sabidurías y, pleno de fervor, lo describe del siguiente modo: "Visto por fuera, como mera obra de las manos, imparte una elocuente cátedra: aquella según la cual en la criatura de apariencia más humilde caben la perfección y la belleza. Visto el libro en el estante, sobre la mesa, tras una vitrina incita ponerle la mano encima, acariciarlo, abrirlo, recorrer sus páginas. Su cercanía, su compañía, pacifica, contagia el elocuente silencio, paz, quietud que lo trasciende. Tenerlo desasniza, escribió brusco, bronco, Miguel de Unamuno. Y, si no, debió escribirlo. Con verlo dan ganas de escribirlo y, con solo eso, en cierto modo, lo escribes. Leerlo, verlo por dentro, en su intimidad y esencia, es todo lo dicho y algo más: es comulgar con quien lo escribió, con su alma, la frente y el estro que presidieron su nacimiento. Con sudor, sangre, lágrimas, sinónimo de semen, se escriben los libros, se crea toda obra."

Los libros, para Henestrosa, van encontrando su destino en las manos de los lectores, y asegura que si no hay mal libro, tampoco hay mal lector si éste sabe distinguir los beneficios de los perjuicios que le puede traer un libro. Acerca de una de sus tantas incursiones de descarte por su biblioteca, don Andrés recuerda el 22 de octubre de 1986 (Divagario):

"Los libros que creí útiles en este o aquel lugar; en este o aquel lector, ya me desprendí de ellos; otros no me atreví a poner en otras manos por considerar que no benefician, sino perjudican, que no sirven a los fines éticos del hombre, independientemente de que sean obras geniales, escritas por autores famosos; yo nunca regalaría un libro que yo no pudiera leer; no recomendaría su lectura, aunque yo lo hubiera leído: el daño queda en mí y no lo comparto ni reparto."

Henestrosa parte de su propia experiencia para acercar o evitar los libros a los otros lectores. Cree firmemente que los buenos libros se pueden leer por donde se abran, y él mismo hace la prueba al releer ciertos libros selectos de su biblioteca. Vuelve una y otra vez a los libros queridos porque releer viene a ser un retorno a la isla dorada de la infancia: la infancia del lector y la infancia del hombre que regresa a sus primeras lecturas para reconocerse.

Para el lector Henestrosa, releer es saludable, vivifica, porque los libros tienen que ver con lo que fuimos, con lo que éramos cuando los leímos, y algunos nos llevan de viaje a recordar nuestra niñez y nuestra juventud. Explica: "A algunos vuelvo de cuando en cuando. Porque leídos en mis inicios de lector, encuentro en sus páginas gratos motivos de recordación, añoranza, recuerdo de ambientes que creí para siempre idos. A ninguno desdeño si me dio una lección, si me ayudó a vivir y a crecer, si puso en mí la simiente de una palabra futura, que fuera mía."

A decir del autor de Los hombres que dispersó la danza, el mejor lector es el que empieza a leer tempranamente, y nunca sabe en qué momento una palabra perdida en una página depositó en él una vocación que el tiempo se encargó de desarrollar.

El indio zapoteca que dejó su natal Oaxaca y llegó a la capital del país uno de los últimos días del año 1922, aprendió el español y lo fue perfeccionando gracias a los libros a los que entregó su más grande pasión. Luego escribió otros libros. Al celebrar su cumpleaños número cien, celebramos también su idea de la lectura y ese destino lector ante el cual hace dos décadas se preguntaba: "¿Cómo puede ser que todos los días, a la primera luz, escriba una cuartilla, lea unas páginas, contemple desde mi mesa de trabajo los libros que a lo largo de seis decenios he venido reuniendo? Y esto, aún más extraño: que los haya leído y de algunos recibido lecciones de belleza, verdad y deber."

Fuente electrónica

Domingo Argüelles Juan. (10 de diciembre de 2006). Andrés Henestrosa, el libro y la lectura. La Jornada Semanal. Recuperado el 09 de mayo de 2021, de http://www.jornada.unam.mx/2006/12/10/sem-juan.html

Gerundio: Regla gramatical

Gramática

Estudia las reglas y principios de una lengua que rige la forma de usar y organizar palabras en una oración.

Uso del gerundio con el verbo estar

Muchas veces el gerundio se encuentra en compañía del verbo estar, el cual rige o controla la acción del gerundio:

Jorge está preparando la cena.

Isabel estuvo toda la noche escribiendo.

Los perros están cavando un hoyo debajo de la cerca.

El gerundio expresa mejor una acción que dura el tiempo fijado por el verbo principal. Y ayuda a transmitir la sensación de una acción que dura, que está en proceso.

Bibliografìa

Cohen Sandro. (1994). Redacciòn sin dolor. Mèxico: Planeta. Pàg. 335. 

Lèxico: vocabulario

El léxico de un idioma es el conjunto de palabras de que dispone un idioma. Se la llama también vocabulario, de la misma forma que a las palabras se les llama vocablos. El enorme caudal del léxico, ordenado por orden alfabético, se contiene en los diccionarios, que toda persona debe tener y manejar para consultar dudas y enriquecer su modo de hablar.

La Pobreza Léxica o Monotonía consiste en el uso reiterado y excesivo de los mismos vocablos para expresar ideas diferentes y para las cuales existen palabras más precias.

El proceso lèxico se refiere a la decodificacion de palabras, el reconocimiento y lectura de palabras. Este proceso se relaciona con la velocidad lectora. Velocidad lectora, la habilidad del alumno para pronunciar palabras escritas en un determinado lapso de tiempo intentando comprender lo leído.



viernes, 7 de mayo de 2021

Razonamiento analògico

En el razonamiento analógico se parte de lo particular y llega a lo particular en base a la extensión de las cualidades de algunas propiedades comunes, hacia otras similares. Modalidad de razonamiento que consiste en obtener una conclusión a partir de premisas en las que se establece una comparación o analogía entre elementos o conjuntos de elementos distintos.
Ejemplo:

Las hembras de los mamíferos amamantan a sus pequeños.  Si las mujeres son mamíferos, es probable que amamanten a sus pequeños. Es claro que una perra o una cangura o una ballena no son mujeres, pero éstas amamantan a sus crías lo mismo que las otras por ser mamíferos.

 

El razonamiento analógico es un proceso que permite establecer o analizar relaciones de orden superior entre diferentes elementos, conceptos, hechos o situaciones pertenecientes a uno o más conjuntos. El razonamiento analógico es un instrumento de pensamiento, que facilita la comprensión profunda de la lectura y desarrolla las estructuras cognoscitivas que sustentan el razonamiento abstracto y el pensamiento formal. 

Los ejercicios de analogías prueban la habilidad para identificar y entender una relación entre dos palabras, así como para reconocer una relación similar o paralela en otro par de palabras. Este tipo de ejercicio mide tanto las habilidades de razonamiento como el dominio del vocabulario.

I En los ejercicios siguientes se omite el complemento por analogía, en ellos se debe agregar una palabra que creas la completará a razón del tipo de relación que maneja.

1.-Tapón es a botella como tapa es a _______________________

2.-Lunes es a __________________ como martes es a segundo.

3.-___________________ es a aprender como hospital es a curar

4.-Vista es a __________________como oído es a oreja.

5.-Corbata es a ______________________ como zapato es a pie.

6.-Recordar es a ____________________  como entender es a inteligencia

7.-Radio es a voz como ____________________ es a imagen

 

II En la respuesta tenemos que encontrar otra palabra que unida a la ultima forme una pareja que guarde la misma relación con la primera pareja de palabras.

 

8.-LAVAR es a ENSUCIAR como PARTICIPACION es a:

a) Impliación               b)Asociación              c)Intervención              d)Inhibición

 

9.-VERDE es a HIERBA como AMARILLO es a:

a)Papel                       b)Plátano        c)Árbol              d)Libro

 

10.-TRIGO  es a PAN como ____________________ es a TORTILLA.

a)Torta            b)Maíz             c)Frijol               d) Fruta

 

11.-TRIUNFO es  a EXITO como ________________ a FRACASO.

a) Alegría                    b)Derrota        c)Experiencia   d)Error

 

12.-CANTARO es al AGUA como _______________  es a VINO.

a) Barril                       b)Odre            c)Copa            d)Vaso

 

13.-BONITO es a FEO como ________________ es a TRISTE.

a) Alegría                    b) Decepción               c)Sonrisa         d)Dolor

 

En el ejercicio siguiente elige las palabras al inicio y al final de la relación presentada.

15.-______________ es a DESVAN como CUMBRE es a __________________

a) Sótano-cúspide      b)ático-base    c)bodega-pináculo      d)buhardilla-cima

 

16.-______________ es a CENA como MAÑANA es a __________________

a) desayunar-cenar    b) día-noche   c)noche-desayuno     d) desayuno-merienda

 

17.-_______________ es a DULCE como _________________ es a ACIDO

a) Fruta-naranja          b) Pastel-limón                      c)Golosinas-limón      d) Limón-azúcar

 

18.- _______________ es a TIERRA como MAR es a _________________

a) Océano-río b) árbol-pez                c) Montaña-agua        d) Montaña-profundidad


19.- _______________ es a CLARIDAD como NOCHE es a  _________________

a) Día-oscuridad         b)Sol-luna       c)Día-noche    d) vivir-dormir


20.- El ODIO es al _______ como la OBSCURIDAD es a la ________.

a) Amor-luz              b)Coraje-luna    c)luna-Luz      d) Luz-Amor

Lectura analógica crítica y comprensión lectora

El proceso de lectura en si es complejo, pero es la misma mente, una vez que se adquiere el hábito, la que se ocupa de integrar los procesos estudiados y de aplicarlos en forma simultánea para resolver esta complejidad.

La estrategia lectora se basa en el proceso de razonamiento analógico.

El razonamiento analógico es un proceso que permite establecer o analizar relaciones de orden superior entre diferentes elementos, conceptos, hechos o situaciones pertenecientes a uno o más conjuntos.

 El razonamiento analógico es un instrumento de pensamiento, que facilita la comprensión profunda de la lectura y desarrolla las estructuras cognoscitivas que sustentan el razonamiento abstracto y el pensamiento formal. Consideremos la analogía verbal siguiente:

Uva: vino      cebada: cerveza

Decodifiquemos el significado de los cuatro conceptos. Cada concepto pertenece a un ámbito.

Uva: Fruto de la vid.

Vino: Bebida alcohólica que se obtiene por la fermentación del zumo de ciertas frutas.

Cebada: Gramínea cuya semilla se cataloga como cereal, se utiliza como alimento y como materia prima para la fabricación de la cerveza.

Cerveza: Bebida hecha con granos de cebada, germinados y fermentados.

Hagamos algunas inferencias para establecer relaciones de primer orden:

Uva: vino _________________ La uva se utiliza para fabricar vino.

Cebada: cerveza___________ La cebada se utiliza para fabricar cerveza.

Como podemos ver, ambas palabras están conectadas por una relación de primer orden similar: se utiliza para.

Con estas dos relaciones de primer orden construimos la relación de segundo orden que constituye la analogía. Esta relación se denomina de segundo orden porque establece un nexo entre dos relaciones de primer orden.

La uva se utiliza para fabricar vino de la misma manera como la cebada se utiliza para fabricar cerveza.

 Uva: vino: : cebada: cerveza

Veamos lo que ocurre cuando construimos la analogía.

En relación uva es a vino se conectaron dos ámbitos y se formó un nuevo ámbito que relacionó la uva y el vino (la uva se utiliza para fabricar vino).

En la relación cebada es a cerveza también se conectaron dos ámbitos y se formó un nuevo ámbito que relacionó la cebada y la cerveza (la cebada se utiliza para fabricar cerveza).

Los cuatro puntos que conectan los dos ámbitos indican que la relación entre uva y vino es la misma que la relación entre cebada y cerveza. Esto significa que han conectado los dos nuevos ámbitos mediante una misma relación; decimos que la relación se trasladó de un ámbito a otro.

Analogías hacia el interior y hacia el exterior del texto

El pensamiento analógico es base importante para la comprensión de la lectura y, por ende, para la adquisición de conocimiento. En la lectura profunda, la persona busca relaciones analógicas hacia el interior y hacia el exterior del texto.

Relaciones analógicas hacia el interior del texto. Muchas veces, durante la lectura, la persona identifica dos relaciones en dos ámbitos diferentes, y mediante la funcionalización comprende más claramente la relación entre ambos ámbitos, lo cual le facilita entender la estructura  el significado de las temáticas que se presentan en el texto.

Relaciones analógicas hacia el exterior. Permiten conectar la información que se obtiene en el texto con otros ámbitos temporales, espaciales, conceptuales, etcétera.

Las metáforas

Entre los enunciados que involucran ideas implícitas se encuentran las metáforas. Estas son figuras del lenguaje que ameritan interpretación. Toda metáfora lleva implícita una analogía; la interpretación precisamente, se facilita con la transformación de la metáfora en una análoga apropiada. Por ejemplo el enunciado siguiente puede ser considerado como una metáfora: “El hombre era prisionero de su ambición”; y puede transformarse en al siguiente analogía: hombre: ambición :: prisionero: cárcel. La identificación de la analogía permite reconocer los ámbitos relacionados y muchas veces facilita la interpretación de la metáfora.

 Aplicación del razonamiento analógico en el análisis de la información

 Lectura

 Patrimonios científicos: el progreso acumulativo y las estrellas de la ciencia

En ciertos aspectos, la ciencia trae a la memoria el mundo del deporte. Algunos científicos son verdaderas “estrellas”: a sus conferencias asiste un vasto público; sus obras se convierten en éxitos de librería y se les ofrecen cargos privilegiados. Ciertos equipos (escuelas, institutos y otros organismos de investigación, universidades) permanecen invictos durante largos periodos, mientras que otros solo saborean el éxito por breves lapsos. Otros más, parecen estar condenados eternamente a la oscuridad. Si se requiere llevar más lejos la analogía en cuestión, habría que partir de la distinción entre dos tipos de deporte: el practicado individualmente y el practicado por equipo. Aunque se le suele considerar como perteneciente a la primera categoría, es más justo concebir a la ciencia como un deporte de equipo, donde los jugadores ocupan posiciones muy diferentes.

Los campeones de las disciplinas individuales, tales como el tenis, la natación o la carrera de fondo, conocen la gloria y obtienen trofeos. Buena parte de la comunidad científica actúa como si la investigación fuera un deporte individual. Se lleva una contabilidad de las citas que gratifican a cada autor; y los currículum vitae resumen las carreras, de acuerdo con la cantidad lograda de publicaciones, nominaciones, premios y demás distinciones más o menos cuantificables. En su calidad de astros sagrados, algunos científicos reciben todo un flujo de ventajas: prestigio, subvenciones por sus trabajos, reducción de la cantidad de horas destinadas a la enseñanza, empleo en instituciones de gran importancia y sueldos elevados.

En cambio, en los deportes de equipo, hay dos clases de jugadores. Por una parte están aquellos a los que su papel desempeñado en el juego les asegura el reconocimiento y cuyos tantos son objeto de estadísticas detalladas. Así, en el caso del futbol y del hockey, los guardametas conocen muy bien la tasa de aciertos de los rematadores contrarios, cuyos tiros a gol están perfectamente contabilizados. Por otra, y menos fácil de cuantificar, se halla la contribución de los demás miembros del equipo, la cual pasa inadvertidamente. En el futbol americano, no existe un indicador estadístico que mida el desempeño de cada uno de los jugadores ubicados en la línea de ataque; empero, hay por lo menos cinco indicadores que registran el rendimiento de los 11 miembros del equipo atacante.

Sin ellos, ninguna escapada llegaría muy lejos y cualquier quarterback sería detenido antes de poder lanzar el balón.

El desarrollo de la ciencia se parece más a un deporte de equipo. Toda comunidad científica tiene sus “vedettes”, y es factible evaluar la importancia de los trabajos realizados por éstas. Ello no impide que el avance de la ciencia sea también producto de los esfuerzos, a menudo desconocidos, de investigadores cuya intervención puede compararse a la línea de ataque. Resultaría útil el llegar a medir la eficiencia de los científicos consagrados al “cubrimiento”, es decir, al papel desempeñado por aquellos jugadores que, en un partido de baloncesto o de futbol, posibilitan que un compañero de equipo consiga los tantos.

Tales “miembros del equipo” contribuyen a configurar los debates científicos. Ofrecen una aportación capital mediante investigaciones empíricas que pueden obligar a modificar o rechazar las tesis formuladas por otros. Con gran frecuencia sus trabajos no son mencionados sino de pasada, porque caen con rapidez en el “dominio público” de la ciencia; empero, no se vuelven menos útiles debido a ello.

MATEI DOGAN Y ROBERT PAHRE, Las nuevas ciencias sociales, Grijalbo, México, 1993.

Bibliografía

Kabalen Donna Marie, De Sánchez Margarita A., La lectura Analítico-Crítica, México, Trillas, Pág. 157-164.

Ejercicio

Analiza e interpreta el texto que acaba de presentarse.

Para identificar las relaciones analógicas presentes en el texto, conviene decodificar selectivamente la información y al mismo tiempo identificar las analogías. Se sugiere leer todo el escrito y luego iniciar la decodificación e interpretación de cada párrafo.

Las preguntas siguientes orientan la decodificación del primer párrafo:

a) ¿Por qué la ciencia trae a la memoria el mundo del deporte?

b) ¿Qué tipo de relación se establece entre los científicos y los deportistas?

C) Los científicos son “estrellas”: a sus conferencias asiste un vasto público, sus obras se convierten en éxitos de librería y se les ofrecen cargos privilegiados. ¿Qué se dice acerca de ciertos equipos deportivos con respecto al mucho o poco éxito logran?

d)¿Por qué considera a la ciencia como trabajo de equipo?

e)Con esta información establece la relación analógica entre los científicos y los jugadores.

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